Insomnio y somnolencia diurna excesiva.

Insomnio y somnolencia diurna excesiva.

La mayoría de los problemas relacionados son el insomnio y el exceso de somnolencia diurna.

  • El insomnio es la dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido, o una alteración de la calidad del sueño que impide que este sea adecuado y realmente reparador.
  • La somnolencia diurna excesiva se refiere al hecho de sentir una somnolencia inhabitual o de quedarse dormido durante el día en personas que no tienen falta de sueño.

La dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido y el hecho de despertarse antes de lo deseado o conveniente son síntomas frecuentes tanto en jóvenes como en ancianos. Aproximadamente un 10% de las personas adultas tienen somnolencia de larga duración (crónico) y al rededor del 50% tienen insomnio de vez en cuando.

Las personas con insomnio o somnolencia diurna excesiva están somnolientas, cansadas e irritables durante el día y tienen problemas para concentrarse y desempeñarse en sus actividades. En la somnolencia diurna excesiva la persona afectada se duerme durante el trabajo o mientras conduce o maneja el automóvil.

  • Dificultad para conciliar el sueño (insomnio inicial o de conciliación): Generalmente, es difícil conciliar el sueño si no se relaja la mente y se continúa pensando en aquello que preocupa. A veces, el organismo no está dispuesto al sueño en el momento que se considera adecuado o habitual para dormir. Es decir, el reloj interno del organismo no está sincronizado con el ciclo terrestre de luz y oscuridad -un tipo de trastorno del ritmo circadiano del sueño. Este problema es frecuente en adolescentes y adultos jóvenes.
  • Dificultad para dormir o continuar durmiendo (insomnio de mantenimiento): en las personas mayores la probabilidad de tener dificultades para mantenerse dormido es mayor que las personas jóvenes. Las personas con este tipo de insomnio se duermen normalmente, pero se despiertan al cabo de algunas horas y no pueden volver a conciliar el sueño fácilmente. A veces, se duermen y despiertan constantemente, con un sueño insatisfactorio que no les permite descansar.
  • Despertar temprano: Este tipo de insomnio puede ser un indicio de depresión en personas de cualquier edad.

Causas:

El insomnio y la somnolencia diurna excesiva pueden ser causados por trastornos internos o externos del organismo. Determinados trastornos causan tanto insomnio como somnolencia diurna, mientras que otros causan uno u otros síntomas distintamente. Algunas personas tienen insomnio crónico con una leve o nula relación aparente con una causa particular.

Causas frecuentes:

Las causas frecuentes del insomnio son:

  • Malos hábitos en relación con el sueño, como el consumo de bebidas con cafeína por la tarde o la noche, ejercicio físico a horas avanzadas o un horario de sueño y vigilancia muy irregular.
  • Alteraciones en la salud mental, sobre todo los trastornos como los de tipo cardíaco o pulmonar, los que afectan a los músculos o los huesos y el dolor crónico.
  • El estrés, como el producido por hospitalización, pérdida del lugar de trabajo (denominado insomnio de ajuste).
  • Preocupación excesiva sobre el insomnio y la perspectiva de otro día de cansancio (denominado insomnio psicofisiológico).

Dormir hasta tarde o hacer la siesta recuperar el sueño perdido puede hacer más difícil el sueño nocturno.

La somnolencia diurna excesiva suele ser causada con mayor frecuencia por:

  • La falta de sueño pese a disponer de tiempo y ocasiones para dormir ( denominado síndrome de suelo insuficiente).
  • La apnea obstructiva del sueño (un trastorno grave en el que se interrumpe frecuentemente la respiración durante el sueño).
  • Varios trastornos, especialmente los que afectan a la salud mental, los de tipo cerebral o nervioso (neurológico, como la encefalitis, la meningitis o el tumor cerebral) y los que afectan a los músculos o los huesos.
  • Trastornos que alteran el horario interno de sueño y vigilia (trastorno del ritmo circadiano), como el jet lag y los turnos de trabajo variables.

La mayoría de los trastornos de la salud menta se acompañan de insomnio y somnolencia diurna excesiva. En torno al 80% de las personas con depresión mayor tienen somnolencia diurna excesiva e insomnio, y cerca del 40% de las personas con insomnio tienen un trastorno que afecta a su salud mental, generalmente un trastorno del estado de ánimo.

Cualquier trastorno que provoque dolor o malestar, especialmente si empeora con el movimiento, puede hacer que la persona se despierte y provocar alteraciones del sueño.

Causas menos frecuentes.

Los fármacos, en tratamientos de larga duración o al interrumpir el consumo (retirada), pueden causar insomnio y somnolencia diurna excesiva. Muchos fármacos que actúan sobre la mente (psicoactivos) pueden causar movimientos anormales durante el sueño que  provocan alteraciones. Los sedantes que suelen prescribirse habitualmente para el tratamiento del insomnio causan cierta irritabilidad y apatía y limitan la actividad mental. Además, si se toma un sedante durante un tiempo superior a pocos días, la interrupción del consumo provoca a veces e empeoramiento súbito del problema de insomnio del sueño.

A veces la causa es un trastorno del sueño.

  • La apnea central del sueño se identifica por primera vez en muchos casos cuando la persona presenta insomnio o sueño inestable o poco reparador. Este trastorno hace que la respiración sea poco profunda o se interrumpa repetidamente durante la noche.
  • La narcolepsia es un trastorno del sueño caracterizado por somnolencia diurna excesiva con episodios incontables de sueño durante las horas normales de vigilancia y episodios súbitos y temporales de debilidad muscular.
  • Los trastornos de movimiento periódico de las extremidades interrumpen el sueño porque provocan movimientos bruscos de las piernas y patadas de orante el mismo. A consecuencia de esto, la persona está somnolienta o adormecida durante el día.
  • El síndrome de las piernas inquietas dificulta la conciliación y el mantenimiento del sueño porque la persona siente la necesidad de mover sus piernas y, con menor frecuencia, sus brazos al estar sentada o acostada. Generalmente se tiene también la sensación de escalofrío o de hormigueo en las extremidades.

Evaluación.

Generalmente, la causa puede identificarse basándose en la descripción del problema que proporciona la persona y los resultados de la exploración médica. Muchas personas tienen problemas evidentes, como hábitos incorrectos en relación con el sueño, estrés o los cambios de turno en el trabajo.

Síntomas alarmantes.

Ciertos síntomas merecen una atención especial:

  • Dormirse al volante o en situaciones o momentos potencialmente peligrosos.
  • Dormirse frecuentemente sin aviso.
  • Dejar de respirar durante el sueño o despertarse con jadeo o asfixia (apnea del sueño).
  • Moverse violentamente o lastimarse o lastimar a la pareja durante el sueño.
  • Un trastorno cardíaco o pulmonar que cambia constantemente (inestable).

Cuando ir al médico.

Hay que ir al médico si se observan síntomas alarmantes o si los síntomas relacionados con el sueño impiden o dificultan el desarrollo de las actividades cotidianas. Si una persona sana tiene síntomas relacionados con el sueño durante un período breve (menos de 1 o 2 semanas) pero no se observan síntomas alarmantes, debe intentar cambiar sus hábitos incorporando conductas que mejoran el sueño. Si estos cambios no provocan mejoría en una semana más o menos, la persona debe consultar el caso c0n su médico.

Que hace el médico.

Los médicos preguntan al paciente sobre sus patrones del sueño, los hábitos relacionados, el consumo de fármacos (incluyendo las drogas), el consumo de determinadas sustancias (como el alcohol, la cafeína y el tabaco), el nivel de estrés, el historial médico y el volumen de actividad física. En ciertos casos piden al paciente que lleve un registro del sueño. Si es así, la persona deberá registrar de forma detallada la descripción de sus hábitos de sueño, con los tiempos de sueño y vigilia (incluidos los intervalos de vela durante la noche), las siestas y cualquier problema relacionado. Si se considera el diagnóstico de insomnio, el médico tiene en cuenta que algunas personas necesitan menos horas de sueño que otras.

En los casos de somnolencia diurna excesiva, el médico pide al paciente que responda a un cuestionario en el que se valorará la probabilidad de que se produzca un episodio de sueño en situaciones diversas. El médico interroga también a la pareja o a la persona que lo acompaña para saber de cualquier alteración que hayan podido observar durante el sueño, tales como ronquidos y pausas en la respiración. Se lleva acabo una exploración física para comprobar determinados trastornos que causan insomnio o somnolencia diurna excesiva.

Pruebas diagnósticas.

En algunos casos, los médicos remiten al paciente a un especialista en trastornos del sueño para someterlo a una exploración en un laboratorio del sueño. Las razones para tomar esta decisión son:

  • Incertidumbre diagnóstica.
  • Sospecha de ciertos trastornos (como apnea del sueño, trastorno epiléptico o convulsivo de las extremidades).
  • Insomnio o somnolencia diurna excesiva persistente pese a las medidas de corrección aplicadas (cambios de conducta para mejorar el sueño y tratamiento con somníferos durante un tiempo breve).
  • Presencia de síntomas alarmantes u otros, tales como pesadillas y movimientos bruscos de las piernas o los brazos durante el sueño.
  • Dependencia de los somníferos.
  • Urgencia apremiante de mover las piernas o los brazos antes del sueño o durante el mismo.

Si los síntomas sugieren una causa como el síndrome de las piernas inquietas, malos hábitos en relación con el sueño, estrés o cambios en los turnos de trabajo, no son necesarias pruebas diagnósticas.

La evaluación consiste en polisomnografía y observación (y a veces grabación en video) de los movimientos no habituales durante el sueño de una noche entera. A veces se realizan también otras pruebas.

La polisomnografía  suele realizarse en un laboratorio del sueño a lo largo de toda una noche. Se aplican unos electrodos al cuero cabelludo y la cara para registrar la actividad eléctrica cerebral (electroencefalografía, o EEG) así como los movimientos oculares. Estos registros proporcionan al médico información sobre los estadios del sueño. También se aplican electrodos a otras partes del cuerpo para registrar el ritmo cardíaco (electrocardigrafía), la actividad muscular (electrografía) y la respiración. Se ajusta en un dedo o una oreja una pinza indolora para registrar las concentraciones de oxígeno en la sangre. La polisomnografía puede detectar los trastornos respiratorio (como la apnea obstructiva del sueño), trastornos epilépticos o convulsivos , narcolepsia, trastorno del movimiento y comportamientos fuera de lo común durante el sueño (parasomnias).

Las pruebas múltiples del estado latente del sueño se realiza para distinguir entre fatiga física y somnolencia diurna excesiva y comprobar la posibilidad diagnóstica de narcolepsia. El paciente debe pasar todo un día en laboratorio del sueño, haciendo cuatro o cinco siestas con intervalos de 2 horas. La polisomnografía se utiliza como parte de esta prueba para determinar la rapidez con que la persona se duerme. Detectar el momento en que la persona se duerme y se utiliza para seguir los estudios del sueño durante la siesta.

La prueba de mantenimiento de la vigilia se utiliza para determinar la capacidad de la persona para permanecer despierto estando sentado en la habitación silenciada.

Las pruebas cardíacas, pulmonares y hepáticas es procedente en personas con somnolencia diurna excesiva si los síntomas o los resultados de la exploración física sugieren que la causa puede ser otro trastorno.

Tratamiento.

El tratamiento del insomnio depende de la causa y de la gravedad. Si el insomnio es consecuencia de otro trastorno, se produce al tratamiento del mismo. Este tipo de tratamiento del mismo. Este tipo tipo de tratamiento puede mejorar el sueño. Si el insomnio es lev, suele bastar la adaptación de medidas de tipo general:

  • Cambios en la conducta (como la adopción de un horario de suelo regular y la evitación de cafeína después de la hora del almuerzo).
  • Somníferos por prescripción médica.
  • Somníferos sin prescripción.

Si la causa es el estrés, su reducción, si es posible, suele provocar la desaparición de los síntomas. Si estos persisten, la terapia comunicación (terapia cognitiva conductual), guiada por especialistas, puede ser el tratamiento más eficaz y seguro. Esta terapia ayuda a la persona a comprender el problema, abandonar los hábitos incorrectos y dejar  de lado pensamientos que no ayudan a superarlo, como, por ejemplo, la preocupación sobre las horas de sueño pérdida o las actividades diarias que habrá que afrontar a continuación. Esta terapia también contempla las técnicas de relajación. Pero si la persona se siente cansada y somnolienta durante el día, especialmente si esto dificulta sus actividades cotidianas, es segura la prescripción de un tratamiento con somníferos durante un tiempo breve. La combinación de terapia cognitivoconductual y somníferos suele ser la mejor opción.

Si las personas tienen insomnio y depresión, debería tratarse la depresión, con lo que suele aliviarse el insomnio. Algunos antidepresivos también tienen efectos sedantes que ayudan a dormir si se toman antes de acostarse. sin embargo, estos fármacos también pueden causar somnolencia diurna, sobre todo en personas ancianas.

Somníferos por prescripción médica.

Si el trastorno del sueño dificulta el desarrollo normal de las actividades diarias y la sensación de bienestar, suele ser útil el tratamiento ocasional, durante algunas semanas, con somníferos de prescripción médica (también denominados hipnóticos o píldoras para dormir).

Productos somníferos sin prescripción.

Algunos productos que ayudan a mejorar el sueño se adquiere sin necesidad de prescripción médica (de venta sin receta), pero es posible que un producto somnífero de venta sin receta no sea tan seguro como los que requieren prescripción médica, sobre todo en personas mayores o ancianos. Los somníferos sin receta contienen defenhidramia o doxilamina, que son, ambos, antihistamínicos y pueden tener efectos secundarios, como letargo durante el día o, en algunos casos, nerviosismo, agitación, caídas y confusión, especialmente en personas ancianas.

Los somníferos sin receta no deberían tomarse durante más de 7 a 10 días. Sirven solo para gestionar una alteración del sueño ocasional, no para insomnio crónico, que podría ser indicador de un problema subyacente grave. Si esto fármacos se utilizan durante mucho tiempo o se interrumpen repentinamente, pueden causar problemas.

La melatonina se utiliza a veces para tratar el insomnio, especialmente en personas ancianas, que pueden tener una baja concentración de melatonina. Este tratamiento puede ser eficaz si la alteraciones del sueño son causadas por una práctica recurrente de acostarse y levantarse tarde (por ejemplo, acostarse a las 3 de la madrugada y levantarse a las 10 de la mañana o más tarde), una conducta denominada síndrome de retraso de la fase del sueño. Para ser eficaz, la melatonina debe tomarse cuando el organismo produce normalmente melatonina (la tarde, en la mayoría de las personas). Si no se hace así, la melatonina puede  empeorar los problemas del sueño. No existe unanimidad en relación con el uso de la melatonina. Parece ser un tratamiento seguro aplicado por poco tiempo (no más de algunas semanas, pocas), pero no se conocen sus efectos en un tratamiento de larga duración, Por otro lado, los productos con melatonina no están sometidos a regulación y, por lo tanto, su pureza y contenido no pueden confirmarse.

Muchas plantas medicinales y complementos dietéticos, como la escutelaria y la valeriana, se encuentran en comercios de dietética, pero su eficacia en cuanto al sueño y sus efectos secundarios no se conocen con certeza.

Cuestiones básicas en personas mayores o ancianas.

Dado que los patrones del sueño se deterioran al envejecer, la probabilidad de insomnio en personas mayores o ancianas es mayor que en los jóvenes. A medida que se envejecen, se tiende a dormir menos y despertarse más a menudo durante la noche, así como sentir modorra y sestear durante el día. Los períodos de sueño profundo, que es el más reparador se hacen más breves y finalmente desaparecen. Por lo general, estos cambios por sí solos no son indicadores de un trastorno del sueño en personas ancianas.

Los ancianos con problemas de sueño interrumpido pueden notar una cierta mejoría regularizando los tiempos de acostarse, aumento exposición a la luz durante el día, practicado ejercicio regularmente y reduciendo la siesta durante el día (porque la siesta puede hacer más difícil disfrutar de un suelo nocturno satisfactorio).

Muchas personas ancianas con insomnio no necesitan tomar somníferos. pero si lo cocan, deberían tener muy en cuenta que estos fármacos pueden tener problemas asociados. Por lo tanto, hay que tener mucho cuidado con ello.

Puntos claves:

  • Los malos hábitos en relación con el sueño, el estrés y las condiciones (como los turnos de trabajo) que alteran el horario interno de suelo y vigilia en las personas pueden causar muchos casos insomnio y de somnolencia diurna excesiva.
  • Suelen recomendarse la evaluación en un laboratorio del sueño, que incluyen la polisomnografía, si los médicos sospechan que la causa puede ser una apnea obstructiva del sueño u otro tipo de alteración, si el diagnóstico es incierto o si las medidas generales no contribuyen a aliviar el problema
  • Si el insomnio es leve, ciertas medidas de tipo general, como seguir horario de sueño regular, pueden ser único tratamiento necesario.
  • Si el insomnio impiden el desarrollo normal de las actividades cotidianas y las medidas generales no son eficaces, puede ser útil el uso de un somnífero durante algunas semanas.
  • La probabilidad de que los somníferos causen algún tipo de problema es mayor en las personas ancianas.

Qué hacer.

  • Seguir un horario de sueño regular.
  • Seguir una rutina a la hora de acostarse.
  • Hacer que el ambiente sea propio para el sueño.
  • Utilizar almohadas. Colocar las almohadas entre las rodillas o por debajo de la cintura aumentan la comodidad. Para las personas con problemas de espalda es beneficioso acostarse de lado con una almohada grande entre las rodillas.
  • Utilizar la habitación principalmente para dormir. La cama debería usarse para dormir, evitar dentro de lo posible que se coja como hábito hacer la vida diaria en ella, porque eso hace que la mente no asocie que vamos a dormir y descansar. Pensar que las personas con problemas de pérdidas de memorias necesitan tener hábitos muy marcados para evitar posibles avances cognitivos.
  • Levantarse, cuando no se consigue conciliar el sueño en 20 minutos, es más conveniente levantarse y hacer alguna cosa en otra habitación y volver a la cama al sentir sueño, que tratar de forzar el sueño porque eso nos hace entrar en bucle y nos provoca agobio por solo pensar que no estas descansando bien para el siguiente día.
  • Relajarse, la tensión emocional y las preocupaciones afectan al sueño. Si las facultades cognitivas le permite pueden leer un poco antes de dormir o quizás el cuidador también le puede leer eso le hará relajarse.
  • Evitar actividades estimulantes antes de acostarse. Mirar programas que sean estimulantes o noticias caóticas puede hacer que la mente se acueste pensando en eso.
  • Evitar bebidas que alteren el sueño.
  • Tomar una cena ligera, eso ayuda que el cuerpo no este pesado a la hora de dormir, y si es posible cenar temprano.
  • Eliminar comportamientos que provoquen ansiedad. Apartar el reloj para no obsesionarse con la hora. No debería mirarse el reloj mientras estas en la cama.
  • Pasar tiempo a plena luz durante el día. La exposición de la luz orienta a las personas (sobre todo las personas mayores), para que cuando sea de noche la mente tienda a descansar.

 

 

 

 

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